domingo, 30 de agosto de 2009

Polibio


Es uno de los historiadores más importantes porque es el primero que escribe una historia universal. Su propósito central es explicar cómo pudo imponerse la hegemonía romana en la cuenca del Mediterráneo, mostrando cómo se encadenan los sucesos políticos y militares acontecidos en todos los rincones de este ámbito geográfico. Aparte de esto, Polibio es el historiador antiguo que más ha escrito sobre la historia, es el que hace más Teoría de la Historia.
Sus apreciaciones políticas son consideradas aún hoy en día siendo material de estudio en diversas disciplinas como la Ciencia Política o las Relaciones Internacionales.


Como miembro de la clase gobernante, Polibio tuvo la oportunidad de conocer de primera mano los asuntos políticos y militares de su época. Su carrera política estuvo dedicada durante largo tiempo a conservar la independencia de la Liga Aquea. Se inició como embajador, junto con Licortas (su padre) y Arato el Joven en la malograda embajada a Ptolomeo V Epífanes. Luego fue elegido hiparca de la liga para el período 169/168 a. C. Como principal representante de la política de neutralidad en la guerra entre Roma y Perseo de Macedonia, atrajo sobre sí las sospechas de los romanos, siendo uno de los 1.000 nobles aqueos transportados en el 166 a. C. a Roma como rehenes, lugar donde permaneció retenido durante diecisiete años.
Gracias a su elevado nivel cultural, Polibio fue admitido en las más distinguidas casas de Roma, particularmente en la de
Emilio Paulo, vencedor de la Tercera Guerra Macedónica (171-168 a. C.), quien le encargó la educación de sus hijos: Fabio y Escipión. Mediante la intercesión de Escipión en el 150 a. C., Polibio obtuvo el permiso para regresar a su hogar, pero en lugar de ello, pasó los siguientes años en compañía de su amigo en África, donde pudo estar presente en la Tercera Guerra Púnica y en la captura de Cartago, hecho que describió en su narración histórica.
Su estancia en la
península Ibérica, durante las Guerras Celtíberas, le sirvió para estudiar la geografía, los pueblos y las costumbres de Hispania. Tras la destrucción de Corinto (146 a. C.), y gracias a su popularidad en Roma, se le encomendó establecer las bases de la futura provincia de Acaya, utilizando como base las decisiones de la comisión de decemviros. Polibio volvió a Grecia y utilizó sus conexiones con los romanos para impulsar allí una mejora de las condiciones de vida, contribuyendo a consolidar el gobierno de las oligarquías en acuerdo con Roma. Polibio encaró la difícil tarea de organizar la nueva forma de gobierno de las ciudades griegas, ganando en esta labor el mayor de los reconocimientos.

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